La estatua existe. Está en la Plaza de Ramales, en el corazón de Madrid. La hizo Nike para su multimillonario spot publicitario, tan espectacular como desgraciado: Cannavaro, Ribery y Drogba, afuera del Mundial en primera ronda. Rooney y Ronaldo, chau en octavos. ¿Ronaldinho? Ni lo jugó. Aclaro que no creo en cuestiones de mufas, pero la racha es llamativa.
¿Y lo de Ronaldo? ¿También es llamativo? ¿Se podía recibir menos de un jugador del que se esperaba tanto? El Messi de las Eliminatorias dio más que este Cristiano ateo. Y eso es mucho decir. La estrella del Real Madrid pareció jugar más para la pantalla gigante de los estadios que para sus compañeros. Ah, le hizo un gol a Corea del Norte. El sexto del 7-0. Y de carambola. Un fiasco Mundial.
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