El goleador vive del gol. Higuaín lo sabía. Por eso la noche del 1-0 a Nigeria cuentan que le costó pegar un ojo. Anoche debe haber soñado con los angelitos. Y con la Copa. Su triplete a Corea del Sur, con el que emuló a Batistuta (3 a Grecia en 1994 y 3 a Jamaica en 1998) vale por la victoria, por la casi clasifación a octavos y por su confianza. Si Gonzalo se iba seco del Soccer City, se le venían cuatro días con el apellido Milito taladrándole la cabeza. Ahora el pájaro carpintero ya no lo molestará por las noches. Pipita pal' loro.
viernes, 18 de junio de 2010
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