Dios del Gol. Mitología pura. Un Mundial de Locos. Los títulos llovían como las lágrimas de la familia de Palermo, que disfrutaba a moco tendido de otro gol mágico de Martín desde la platea del Estadio de Polokwane. "Ya lo tengo", avisa vía MSN Diego Marcos, un lujo de compañero que me dio la profesión. "¡Está tocado!", me escribe con la misma precisión con la que el Loco, ¡de derecha!, mandó a dormir a la red a la indomable Jabulani.
Sí, Palermo está tocado. Por su hermosa locura, claro. Y por la varita de vaya uno a saber quién. También está tocado por Diego, nuestro Dios del fútbol, como en ese abrazo interminable que es la tapa de este miércoles que de miércoles no tiene nada para la Selección.
Es el día después de otra actuación convincente, de ésas que te hacen dormir tranquilo por las variantes en ataque, por el recambio que ofrecen Otamendi, Clemente y Burdisso, por el "irresponsable" de Pastore, como lo definió Diego, por la sexta velocidad de Lionel, por sus goles que ya van a venir. Por el grupo. Porque planteles desunidos pueden salir campeones pese a las internas. Si no pregunten en Brandsen 805. Pero que no quepan dudas de que equipos solidarios dentro y fuera de la cancha ayudan a lograr objetivos grandes. Y esta Selección tiene ese plus como no se vio en otros Mundiales. Todo obra y arte de Maradona.
"Diego no es técnico, él es un jugador más, y nos entiende mucho, eso es muy bueno", dijo Carlitos Tevez post Corea. "Para la táctica están más sus ayudantes", agregó con la impunidad que le da su frescura y carisma. Tal vez allí radique uno de los secretos del prometedor andar por las canchas sudafricanas: un líder motivacional y dos laderos con pizzarón en mano. O tres, ¿no, Cabezón?
¿Hay aspectos para mejorar? Claro que sí. Disminuir las vacilaciones defensivas, definir al 4 (voto por Clemente, que ya jugó en esa posición y es derecho), homogeneizar el mediocampo (¿Pastore por Verón?). Pero para que Messi hiciera un click en su cabeza, primero hubo otro igual en la de Diego. Y ese cerrado 4-4-2 que sirvió para ganarle a Alemania, se transformó en un 3-4-3 que barrió con el Grupo B.
Se viene México. No parece ser un rival como para cambiar sistemas y resignar poder de ataque. La preocupación de ellos por los nuestros será mayor que la propia por los de verde. A hacerlo valer en cancha, entonces. Y si a Messi le sale el gol, agarrate...
Sí, Palermo está tocado. Por su hermosa locura, claro. Y por la varita de vaya uno a saber quién. También está tocado por Diego, nuestro Dios del fútbol, como en ese abrazo interminable que es la tapa de este miércoles que de miércoles no tiene nada para la Selección.
Es el día después de otra actuación convincente, de ésas que te hacen dormir tranquilo por las variantes en ataque, por el recambio que ofrecen Otamendi, Clemente y Burdisso, por el "irresponsable" de Pastore, como lo definió Diego, por la sexta velocidad de Lionel, por sus goles que ya van a venir. Por el grupo. Porque planteles desunidos pueden salir campeones pese a las internas. Si no pregunten en Brandsen 805. Pero que no quepan dudas de que equipos solidarios dentro y fuera de la cancha ayudan a lograr objetivos grandes. Y esta Selección tiene ese plus como no se vio en otros Mundiales. Todo obra y arte de Maradona.
"Diego no es técnico, él es un jugador más, y nos entiende mucho, eso es muy bueno", dijo Carlitos Tevez post Corea. "Para la táctica están más sus ayudantes", agregó con la impunidad que le da su frescura y carisma. Tal vez allí radique uno de los secretos del prometedor andar por las canchas sudafricanas: un líder motivacional y dos laderos con pizzarón en mano. O tres, ¿no, Cabezón?
¿Hay aspectos para mejorar? Claro que sí. Disminuir las vacilaciones defensivas, definir al 4 (voto por Clemente, que ya jugó en esa posición y es derecho), homogeneizar el mediocampo (¿Pastore por Verón?). Pero para que Messi hiciera un click en su cabeza, primero hubo otro igual en la de Diego. Y ese cerrado 4-4-2 que sirvió para ganarle a Alemania, se transformó en un 3-4-3 que barrió con el Grupo B.
Se viene México. No parece ser un rival como para cambiar sistemas y resignar poder de ataque. La preocupación de ellos por los nuestros será mayor que la propia por los de verde. A hacerlo valer en cancha, entonces. Y si a Messi le sale el gol, agarrate...
1 comentario:
vaya que el "Loco" tiene eso que muy pocos tienen....no el fútbol nunca NUNCA lo olvidara.
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