¿Cómo jugó Argentina ante Ecuador? La tapa de Tinta Deportiva tiene la respuesta. Las tribunas casi repletas del Monumental acompañaron el rendimiento de la Selección con un "silenzio stampa", otra de las frases que alguna vez usó Alfio Basile, tras aquel 1-4 de su Boca con Arsenal, que incluyó cubitos de hielo desde la platea xeneize.
Hoy también sobran las palabras. Porque el Coco sumó grandes nombres, pero esto no es Playstation. Es fútbol. Y la sola suma de Messi + Agüero + Riquelme + Verón no alcanzó para superar a una aguerrida defensa ecuatoriana. Para colmo, promediando el segundo tiempo, en el primer acercamiento serio de los visitantes al área nacional, el Pato la fue a buscar adentro. Gran triangulación, mejor definición de Urrutia, y olor a Monumentalazo.
Hubo una reacción celeste y blanca. Necesaria. Imperiosa. Y empezaron a caer los centros. Pero ninguna idea. Messi que iba e iba, pero pecaba de egoísmo. Riquelme que seguía con la apatía del Maracaná. Verón que abusaba del pelotazo. Agüero que se escondía entre los centrales rivales. Mascherano, el mejorcito del equipo, que ya no estaba en cancha por una lesión en su rodilla izquierda. Cruz que le erraba al arco en un cabezazo frontal. Encima Ecuador tuvo un par de contras que -ayudado por el color de su camiseta- hicieron sobrevolar los fantasmas del 0-5 colombiano.
A Argentina no le salió una. O mejor dicho, una sola. La del famoso tiro del final. El de Palacio, que capitalizó un bochazo de Abbondanzieri, y superó a su gran karma de los últimos meses, el mano a mano, para empatar un partido que era derrota. No alcanzó para zafar de los silbidos. Pero sí para mantenerse como único escolta de Paraguay. Ahora hay que ir a visitar a Brasil. ¿Habrá un Belo Horizonte?
Hoy también sobran las palabras. Porque el Coco sumó grandes nombres, pero esto no es Playstation. Es fútbol. Y la sola suma de Messi + Agüero + Riquelme + Verón no alcanzó para superar a una aguerrida defensa ecuatoriana. Para colmo, promediando el segundo tiempo, en el primer acercamiento serio de los visitantes al área nacional, el Pato la fue a buscar adentro. Gran triangulación, mejor definición de Urrutia, y olor a Monumentalazo.
Hubo una reacción celeste y blanca. Necesaria. Imperiosa. Y empezaron a caer los centros. Pero ninguna idea. Messi que iba e iba, pero pecaba de egoísmo. Riquelme que seguía con la apatía del Maracaná. Verón que abusaba del pelotazo. Agüero que se escondía entre los centrales rivales. Mascherano, el mejorcito del equipo, que ya no estaba en cancha por una lesión en su rodilla izquierda. Cruz que le erraba al arco en un cabezazo frontal. Encima Ecuador tuvo un par de contras que -ayudado por el color de su camiseta- hicieron sobrevolar los fantasmas del 0-5 colombiano.
A Argentina no le salió una. O mejor dicho, una sola. La del famoso tiro del final. El de Palacio, que capitalizó un bochazo de Abbondanzieri, y superó a su gran karma de los últimos meses, el mano a mano, para empatar un partido que era derrota. No alcanzó para zafar de los silbidos. Pero sí para mantenerse como único escolta de Paraguay. Ahora hay que ir a visitar a Brasil. ¿Habrá un Belo Horizonte?
2 comentarios:
Lucas, o futebol da seleção brasileira está horrível. E acho que a atual seleção argentina é bem superior a nossa. Porém, o que eu não entendo é por que vocês sempre "amarelam" diate de seleções que vestem camisas com a mesma cor da camisa da seleção brasileira? Vejam: Suéncia(2002), Colômbia e agora, Ecuardor!
Ps. Quarta-feira vamos jogar com a famosa amarinha, apesar do futebol não ser tão brasileiro assim...
Abraços,
Márcio
Ya le desvirgamos el Mineirão...
el mes pasado.
quien sabe Palacio no moja de nuevo...
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