Por más que Claudio Borghi insista, esta vez no tiene razón. Por más que su súper yo lo lleve a decir que "Estudiantes es el mejor más allá de que no sea el campeón", en su yo (o ego) interior -muchas veces domado por el Bichi- sabe que el mejor del Clausura 2010 fue Argentinos, a la postre el gran campeón que acaba de consagrar el fútbol argentino.
Motivos sobran. Pero vale puntualizar en el sprint final, en esos 7 triunfos y un empate (que fue como una victoria ante Arsenal) que acumuló en las últimas 8 fechas. Una cosecha que muy pocos equipos logran a la hora del todo o nada. Lo hizo el Estudiantes de Simeone en el Clausura 2006, con 10 victorias y una igualdad que lo llevaron al desempate con Boca, y todavía hoy se lo recuerda como un gran campeón. Por eso la historia también le tiene reservado un capítulo especial al Bicho del Bichi.
El qué, los resultados, los consiguió. Y en los momentos más calientes del torneo. Pero el principal orgullo de este Argentinos será el cómo. Porque el día que salió a jugarse la posibilidad de llegar a la punta, la presión no le hizo ni cosquillas y liquidó el pleito con Colón en 45 minutos. Porque cuando parecía que se mancaba en Sarandí, sacó un punto de esos que al final del torneo valen tres. Porque pese a que con San Lorenzo se fue en desventaja al entretiempo, nunca negoció su estilo de juego e hizo tres goles en el segundo tiempo, aunque le cobraron dos. Porque 1-3 con Independiente, cuando más de uno tiraría la toalla, buscó con vergüenza el empate, y una vez conseguido fue a buscar la pelota al arco para intentar la hazaña. El final ya es conocido.
Ayer Argentinos tenía el último final. Materia: Bancarse-la-punta-en-la-fecha-19-y-de-visitante. Para colmo la radio traía rápidas malas noticias desde Santa Fe. Poco importó. Sin machetearse, el Bicho atacó con criterio, con Ortigoza manejando el joystick. Sin apurarse, sin descontrolarse, sin centros a la olla. Entonces el gol de Mercier fue por decantación. Con el hombro, sí. Pero por causa y efecto de lo que buscó y -sobre todo- cómo lo buscó. En el segundo tiempo tuvo unos 15 minutos de mareo por verse tan cerca del cielo. Nada del otro mundo. Nunca hizo la gran Mourinho. Manejó la contra. Y una vez reacomodado llegó al segundo gol.
Cuando Huracán descontó a los 43', la respuesta de Borghi fue poner a un delantero por un volante ofensivo. Pavlovich por Oberman. Y a la jugada siguiente, Argentinos piso el área rival con cuatro hombres. Más de uno se habrá ahogado con Gatoreit viendo semejante osadía. El Bicho aprobó todas las materias con un 10 felicitado. Se recibió de campeón. Y ya tiene su merecido título.
Motivos sobran. Pero vale puntualizar en el sprint final, en esos 7 triunfos y un empate (que fue como una victoria ante Arsenal) que acumuló en las últimas 8 fechas. Una cosecha que muy pocos equipos logran a la hora del todo o nada. Lo hizo el Estudiantes de Simeone en el Clausura 2006, con 10 victorias y una igualdad que lo llevaron al desempate con Boca, y todavía hoy se lo recuerda como un gran campeón. Por eso la historia también le tiene reservado un capítulo especial al Bicho del Bichi.
El qué, los resultados, los consiguió. Y en los momentos más calientes del torneo. Pero el principal orgullo de este Argentinos será el cómo. Porque el día que salió a jugarse la posibilidad de llegar a la punta, la presión no le hizo ni cosquillas y liquidó el pleito con Colón en 45 minutos. Porque cuando parecía que se mancaba en Sarandí, sacó un punto de esos que al final del torneo valen tres. Porque pese a que con San Lorenzo se fue en desventaja al entretiempo, nunca negoció su estilo de juego e hizo tres goles en el segundo tiempo, aunque le cobraron dos. Porque 1-3 con Independiente, cuando más de uno tiraría la toalla, buscó con vergüenza el empate, y una vez conseguido fue a buscar la pelota al arco para intentar la hazaña. El final ya es conocido.
Ayer Argentinos tenía el último final. Materia: Bancarse-la-punta-en-la-fecha-19-y-de-visitante. Para colmo la radio traía rápidas malas noticias desde Santa Fe. Poco importó. Sin machetearse, el Bicho atacó con criterio, con Ortigoza manejando el joystick. Sin apurarse, sin descontrolarse, sin centros a la olla. Entonces el gol de Mercier fue por decantación. Con el hombro, sí. Pero por causa y efecto de lo que buscó y -sobre todo- cómo lo buscó. En el segundo tiempo tuvo unos 15 minutos de mareo por verse tan cerca del cielo. Nada del otro mundo. Nunca hizo la gran Mourinho. Manejó la contra. Y una vez reacomodado llegó al segundo gol.
Cuando Huracán descontó a los 43', la respuesta de Borghi fue poner a un delantero por un volante ofensivo. Pavlovich por Oberman. Y a la jugada siguiente, Argentinos piso el área rival con cuatro hombres. Más de uno se habrá ahogado con Gatoreit viendo semejante osadía. El Bicho aprobó todas las materias con un 10 felicitado. Se recibió de campeón. Y ya tiene su merecido título.
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