
Fue a buscar un empate. Propuso un partido cerrado, sin arcos. Se trae un 0-1, peor que un 1-2 o un 2-3. Pese a que
Inter nunca lo superó, a Estudiantes le faltó apretar el acelerador para ir por algo más que un 0-0. El trajín de pelear a dos puntas le dejó poca nafta, es cierto. Y el plan de
Sabella, por momentos similar al que le planteó al Barcelona en
Dubai, se truncó en el minutos 88, cuando el uruguayo
Sorondo metió la cabeza. Mate amargo.
Ahora el Pincha deberá ponerse el chip del torneo local e ir por una victoria en Santa Fe que le permita escuchar la radio con ilusión. Y el próximo jueves, tratar de remontar un 0-1, aunque sin descuidar a Orión. Nada que sea imposible. Pero un gol en contra podrá ser letal. Ese es el precio que pagará por su planteo
excesivamente especulador en Porto Alegre.
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