De un lado, "oooole, oooole". Del otro "aunque ganes o pieeeerdas". De un lado, "dale campeóooon". Del otro "aunque no salga campeón, el sentimiento no se termiiiina". Del alambrado para afuera, las hinchadas de Banfield y Boca empataron en actitud. Pero adentro, el Taladro apabulló a un Xeneize que se arrastró por la cancha y sumó un nuevo papelón a su vía crusis 2009/10. Por algo la tabla final de la temporada dirá que los de Falcioni fueron los mejores en 38 partidos (73 puntos, sólo Estudiantes puede alcanzarlo), y los de Basile/Alves/Pompei quedaron entre los peores (47 puntos, 12º puesto). Y ni hablar si el análisis es sólo sobre el Clausura: Boca sumó 20 puntos, la peor cosecha desde que existen torneos cortos hace 20 años, superando las de 22 unidades del Clausura 05 con Benítez y Clausura 09 con Ischia.
Banfield fue el mismo equipo práctico y compacto que construyó Julio César. El que murió en su ley en Porto Alegre, pero que sigue vivito y coleando entre sus compatriotas. En el primer gol (Bustamante) sacó provecho de una de sus especialidades: la pelota parada; en el segundo recibió la primera alegría de Paletta (autogol) antes de su vuelta al club; y el tercero lo hizo con el manual del contraataque en mano (gran definición de Rubén Ramírez, hasta hoy uno de los goleadores del torneo con 10).
¿Boca? Un bostezo. Si con Riquelme Boca es vulnerable, sin Román es un vaso lleno de aire. La nada misma. Su reemplazante natural, Insúa, hizo todo tan mal como para ser cambiado en el entretiempo. El tema es que Pompei puso en su lugar a Viatri. Imagínese lo que fue Boca con el delantero de enganche.
Para varios fue su último partido en el club: Ibarra, Paletta, Prediger, Insúa y Marino (que no ingresó). Restará definir si Riquelme y Palermo renovarán su contrato... y su interna. Otra incógnita será saber cuándo será la próxima expulsión del talentoso Mouche. La gira por Estados Unidos será propicia para sumar más inconductas a su desdibujado currículum. Por las dudas, se dice fuck you, Pablo.
Banfield fue el mismo equipo práctico y compacto que construyó Julio César. El que murió en su ley en Porto Alegre, pero que sigue vivito y coleando entre sus compatriotas. En el primer gol (Bustamante) sacó provecho de una de sus especialidades: la pelota parada; en el segundo recibió la primera alegría de Paletta (autogol) antes de su vuelta al club; y el tercero lo hizo con el manual del contraataque en mano (gran definición de Rubén Ramírez, hasta hoy uno de los goleadores del torneo con 10).
¿Boca? Un bostezo. Si con Riquelme Boca es vulnerable, sin Román es un vaso lleno de aire. La nada misma. Su reemplazante natural, Insúa, hizo todo tan mal como para ser cambiado en el entretiempo. El tema es que Pompei puso en su lugar a Viatri. Imagínese lo que fue Boca con el delantero de enganche.
Para varios fue su último partido en el club: Ibarra, Paletta, Prediger, Insúa y Marino (que no ingresó). Restará definir si Riquelme y Palermo renovarán su contrato... y su interna. Otra incógnita será saber cuándo será la próxima expulsión del talentoso Mouche. La gira por Estados Unidos será propicia para sumar más inconductas a su desdibujado currículum. Por las dudas, se dice fuck you, Pablo.
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