sábado, 1 de mayo de 2010

La tapa de la emoción: con gol de Buonanotte, River venció a Vélez y de la mano de Cappa se reencontró con su fútbol

Primero sufrieron con el gol de Ricardo Alvarez, un zurdito de la cantera velezana que promete y mucho. Luego deliraron con la cintura cósmica de Ortega y sus gambetas, que no saben de recaidas. Después maldijeron las oportunidades perdidas por un equipo que mostró su mejor cara en mucho tiempo. Al final del primer tiempo se desahogaron con el empate de Ferrari, el goleador impensado. Y en la recta final del segundo tiempo se emocionaron con el grito más esperado, el de Diego Buonanotte, que marcó un gol tan importante para la recuperación anímica de River como para la propia, tras el accidente que cambió su vida para siempre. En resumen: el hincha millonario recuperó la ilusión. Y por Núñez eso no es poco.

Quedó dicho en posteos anteriores: River necesitará muchos partidos como éste para esquivarle al descenso, aunque para algunos periodistas empecinados en creer que todo se digita desde Viamonte 1366, esa palabra esté vedada para los dos clubes más grandes de la Argentina. Con esta victoria, River apenas logró no alejarse de Central (le ganó 1-0 a Godoy Cruz sobre la hora), hasta hoy el penúltimo en la tabla de los promedios 2010/11:

Godoy Cruz 96
Racing 95
Huracán 92 (un partido menos)
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Arsenal 91
Tigre 91
Gimnasia 91
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Central 87
River 81

A 2 fechas del final de la actual temporada, el Millonario arrancaría a 11 puntos de evitar la zona de Promoción, que hoy ocuparían Arsenal, Tigre y Gimnasia (deberían jugar un triangular para definir quién zafa). Y el Millonario cierra su participación en el Clausura ante dos rivales directos: en la próxima jornada visita a Racing, y en la última recibe a Tigre.

Ante este más que preocupante panorama, el River de Cappa decidió -como era de esperar- transitar el camino de espinas al mejor estilo faquir. Pelota contra el piso y a jugar sin la calculadora en la mano. "No hay dolor, no hay dolor", es el mensaje que bajó desde la mismísima presidencia del club. Pero por más faquir que sea, River deberá derramar sangre para que el promedio sea sólo un mal recuerdo en junio de 2011.

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