jueves, 7 de agosto de 2008

Pekín 2008: La tapa de Argentina 2 - Costa de Marfil 1

Afuera de la cancha había primado el sentido común. Porque después de tanto tironeo entre la AFA y Barcelona por Lionel Messi, con una fallo de la FIFA a favor de la Selección Argentina y luego -a 24 horas del debut- otro del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) dándole la razón al club español, Joan Laporta decidió dejar a su máxima estrella en los Juegos Olímpicos, para que el Pulga pudiera cumplir su deseo.

Dentro de la cancha también primó el sentido común. Porque Messi y Riquelme dejaron de lado su guerra de egos -desmentida por ellos y ratificada por su entorno- y se dedicaron a jugar en equipo. ¡Y vaya sociedad que nació en Shangai! Sólo cuando se juntaron, la Selección del Checho Batista plasmó en el césped la superioridad que exhibía en la previa con Costa de Marfil. Bastó para gritar dos veces (genial asistencia de Román a Lio en el 1-0 y gran avivada de Messi, bien interpretada por Riquelme, que culminó en agónico 2-1 de Lautaro Acosta) y sumar de a 3 en el debut. Pero habrá que mejorar en defensa si no se quiere sufrir ante cada centro rival, como el que derivó en el 1-1 (Cisse le ganó muy fácil a Zabaleta). Y habrá que pulir la conectividad entre el mediocampo y los de arriba, para no caer en lagunas como las del final del primer tiempo y el comienzo del segundo.

Aunque con intermitencias, Sergio Agüero y Ezequiel Lavezzi acompañaron con destellos de su calidad y explosión. Cuando se enchufaron, la Selección tuvo profundidad. De ellos, y de Messi y Riquelme, dependerá en gran parte la defensa de la medalla de Oro. Materia prima hay. Sentido común parece que también.

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