Es muy probable que el Bichi Borghi se haya ido fastidiado por el juego de su equipo, fiel a su estilo. Tan probable como que el hincha de Independiente haya mandado al diablo su paladar negro, en el preciso instante en que el Chipi Gandín -otra vez sobre la hora- mandó a la red el ¿centro atrás? del Rolfi Montenegro.
El Rojo fue de mayor a menor en los tres partidos que lleva jugados en la temporada. Buen juego con Estudiantes en el debut en la Copa Sudamericana (2-1), flojo rendimiento frente a Vélez (0-0) y decepcionante actuación anoche, ante un duro San Martín de Tucumán. No mereció ganar, está claro. Pero ganó. Y en épocas de vacas flacas por Avellaneda, cada victoria se celebra como si fuera la última. No está mal. Cuando hay hambre no hay pan duro. Ni paladar negro.
El Rojo fue de mayor a menor en los tres partidos que lleva jugados en la temporada. Buen juego con Estudiantes en el debut en la Copa Sudamericana (2-1), flojo rendimiento frente a Vélez (0-0) y decepcionante actuación anoche, ante un duro San Martín de Tucumán. No mereció ganar, está claro. Pero ganó. Y en épocas de vacas flacas por Avellaneda, cada victoria se celebra como si fuera la última. No está mal. Cuando hay hambre no hay pan duro. Ni paladar negro.
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