Orgullo Nacional. Ejemplo de profesionalismo en el amateurismo. Cualquier similitud con Los Pumas y su apodo, no es pura coincidencia. Las Leonas volvieron a hacer historia. Y otra vez ante Holanda, el Scratch del hockey femenino (ganaron 6 de los 12 Mundiales).
Los 28 puntos de pico de rating que marcó la final por Canal 7 (2.600.000 personas sólo en Capital Federal y Gran Buenos Aires) hablan por sí solos. Sólo un Boca-River alcanza semejante cifra en el fútbol argentino. Y sólo un Mundial de fútbol reúne a hombres y mujeres por igual frente a un televisor. La gente disfruta y se identifica con esta Selección de Lucha y lucha, de juego y sacrificio, que no descansa en la jerarquía de la mejor jugadora del mundo ni en la capacidad goleadora de Noel Barrionuevo y su implacable córner corto. Siempre va por más. Con una Sole García que no necesitó goles para ser figura (¡tremendo pase de revés para el 1-0!). Con una Mariela Scarone con más quite que Mascherano. Con una Carla Rebecchi que siempre está en el lugar indicado, en el momento indicado, para hacer sonar la tabla. Con una Belén Succi que provoca gritos de gol desde sus atajadas fillolescas. O antonieskas. Y con el empuje de todas y cada una de las que entran a transpirar la Celeste y Blanca. Porque si algo tiene esta Selección, es que nadie desentona. Espíritu de equipo, que le dicen.
Los primeros 10 minutos ante las holandesas, electrizantes y avasalladores, fueron el mejor resumen de lo que son capaces las chicas del Chapa Retegui, que cumplió con creces la difícil tarea de darle continuidad a la semilla que sembró Cachito Vigil. Salieron a comerse al rival. Por eso hoy son, por segunda vez en su historia, las merecidas Reinas Leonas.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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