Un paso atrás en resultados. Un paso adelante en juego. Y un rival conocido y complicado en octavos, sobre todo por el DT que estará sentado en el banco brasileño. Rubén Magnano conoce como nadie los puntos débiles de la Selección Argentina. Sergio Hernández y sus muchachos lo saben. Será una partida de ajedrez. Las torres serán la clave. Y la nuestra está intratable: ¿Habrá Scola do samba?
viernes, 3 de septiembre de 2010
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