
Luego de plantársele a Francia, borrarle la sonrisa al local, despachar con autoridad a México y sufrir para después festejar ante los coreanos, la Celeste se topa en cuartos de final con Ghana, el único sobreviviente africano. Con más garra que juego, Uruguay domina de a ratos. Pero sufre atrás y se va 0-1 al entretiempo. En la segunda mitad, cuando no aparece la reacción, Forlán le da a un tiro libre con dientes apretados y clava el empate (complicidad del arquero ghanés mediante): 1-1 y al alargue.
Las Estrellas Negras mostrarán más resto físico y tendrán la victoria en la última jugada, pero ahí aparecerá el mártir de esta historia: Luis Suárez, que sacrificará su presencia para dejar con vida a sus compañeros. El resto será parte del milagro: penal al travesaño, definición desde los 12 pasos, las manos de Muslera por duplicado, y la mayor locura en la carrera del Loco Abreu. El Palermo uruguayo. Marche otra película.
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