Así sí. Así Borghi va a archivar sus dudas. Así la Bombonera recuperará el respeto perdido. Así Boca volverá a ser Boca.
Actitud, garra cuando la pelota la tiene el rival y una idea de juego. Esos tres conceptos básicos para todo equipo que quiera pisar fuerte en un torneo tan competitivo como el argentino, habían faltado sin aviso hace una semana en Parque Patricios. Entonces el 0-2 ante All Boys, además de ser histórico por el resultado en sí mismo, había llevado a Borghi a dudar de sus capacidades como capitán del barco. Pero siete días y seis entrenamientos después, Boca mostró otra cara. Y Borghi también.
¿Motivos? Cellay se pareció al de Estudiantes. Insaurralde se pareció al de Newell's (enorme cabezazo que derivó en el 1-0). Clemente (el del arranque prometedor que terminó en blooper y 1-2 ante Racing) cubrió con criterio la banda derecha que había padecido Marín ante el Albo. Battaglia le sumó precisión a su inquebrantable voluntad, y tuvo un socio acorde en Medel. Pochi Chavez, sobre todo en el ST, fue el enganche que habían amagado ser Escudero y Cañete (ambos tienen crédito abierto). Viatri sumó más méritos para convertirse en la primera opción de ataque: 3 partidos, 3 goles y pinceladas de buen juego. Y los once entendieron que si la pelota está cerca de su radio, hay que ir a dar una mano. Algunos le dicen garra. Otros, huevos.
Vélez fue a la Bombonera a especular con el mal momento de Boca, y tanta mejoría junta del rival le quemó los papeles. El plan B de Gareca, con Cristaldo por Augusto Fernández, no surtió efecto. Sólo el descuento del incansable Silva (más peleador que jugador en el PT) logró marear a los hombres de Borghi, a 5 minutos (más 4 de descuento) del final. Casi lo empata de arremetida. Pero la última bocha quedó en la entrepierna de Luchetti. A centímetros de los dos grandes motivos por los que ganó Boca.
Actitud, garra cuando la pelota la tiene el rival y una idea de juego. Esos tres conceptos básicos para todo equipo que quiera pisar fuerte en un torneo tan competitivo como el argentino, habían faltado sin aviso hace una semana en Parque Patricios. Entonces el 0-2 ante All Boys, además de ser histórico por el resultado en sí mismo, había llevado a Borghi a dudar de sus capacidades como capitán del barco. Pero siete días y seis entrenamientos después, Boca mostró otra cara. Y Borghi también.
¿Motivos? Cellay se pareció al de Estudiantes. Insaurralde se pareció al de Newell's (enorme cabezazo que derivó en el 1-0). Clemente (el del arranque prometedor que terminó en blooper y 1-2 ante Racing) cubrió con criterio la banda derecha que había padecido Marín ante el Albo. Battaglia le sumó precisión a su inquebrantable voluntad, y tuvo un socio acorde en Medel. Pochi Chavez, sobre todo en el ST, fue el enganche que habían amagado ser Escudero y Cañete (ambos tienen crédito abierto). Viatri sumó más méritos para convertirse en la primera opción de ataque: 3 partidos, 3 goles y pinceladas de buen juego. Y los once entendieron que si la pelota está cerca de su radio, hay que ir a dar una mano. Algunos le dicen garra. Otros, huevos.
Vélez fue a la Bombonera a especular con el mal momento de Boca, y tanta mejoría junta del rival le quemó los papeles. El plan B de Gareca, con Cristaldo por Augusto Fernández, no surtió efecto. Sólo el descuento del incansable Silva (más peleador que jugador en el PT) logró marear a los hombres de Borghi, a 5 minutos (más 4 de descuento) del final. Casi lo empata de arremetida. Pero la última bocha quedó en la entrepierna de Luchetti. A centímetros de los dos grandes motivos por los que ganó Boca.
1 comentario:
Lucas, me gustaría ponerme en contacto con vos por una propuesta que tengo para ofrecerte. Mi mail de contacto es hola@realbuzz.com.ar
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