Adentro de la cancha lo ganó Independiente. Con coraje, determinación y mucha cabeza para sobreponerse al 0-1 de arranque y al 3-2 del segundo tiempo. Pero afuera, un hincha (¿un hincha?) hizo lo imposible para perderlo.
En la noche en que el estadio Libertadores de América le hizo honor a su nombre, el arquero uruguayo tuvo el coraje que le faltó al árbitro brasileño Wilson Seneme para mandar a todos a los vestuarios. Por más vuelta que quieran darle desde la Conmebol, el piedrazo que recibió Martín Silva al volver del entretiempo, cortándole el cuero cabelludo y provocándole una importante pérdida de sangre, no tenía otro destino que la suspensión del partido. Pero parece que no sólo en la AFA "todo pasa".
miércoles, 20 de octubre de 2010
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