Volvió Tinta Deportiva. Y volvieron sus tapas. La primera de esta nueva etapa era para Martín Palermo y su gol Nº 217, que lo pone a sólo uno de Roberto Cherro, hasta hoy el máximo goleador de los 105 años de historia de Boca. Pero a los 46' del ST Leandro González le arrebató la primera plana con un golazo que fue castigo para un equipo que no se animó a repetir lo hecho en el primer tiempo.
En esos 45 minutos iniciales, los de Alves fueron compactos en sus líneas, metieron como le gusta a su hinchada y dominaron al campeón de América, que sintió las ausencias de Verón y Boselli. La ventaja con la que Boca llegó al entretiempo fue merecida por el juego. Pero no por el grave error del árbitro Juan Pablo Pompei, que (no se sabe cómo) vio una mano de Desábato (de espaldas al juez) ante un centro de Palermo y marcó penal. La limitada televisación del Fútbol Para Todos no ayuda a definir dónde pegó la pelota, es cierto. Pero en la cámara de costado se ve cómo flamea la camiseta del defensor, a la altura de su costilla, cuando impacta con el balón. Pompeeeeei.
En el segundo tiempo Boca se conformó con la ventaja, le cedió peligrosamente la iniciativa a Estudiantes, y en la Bombonera sobrevoló la sensación de que el empate sería cuestión de tiempo. Más atrás se tiraba Boca, más cantaban sus hinchas. Afuera hubo reacción. Adentro no. Riquelme y Gaitán desaparecieron. Braña encabezó la remontada pincha. Y fue cuestión de tiempo, nomás. Porque en el primero de los tres minutos adicionados, un pelotazo a la olla de Orión se transformó en golazo por obra y gracia de la vapuleada defensa xeneize. Paletta perdió en el salto con Desábato, Luiz Alberto -de buen debut- no le cubrió las espaldas, Morel cerró tarde, y Leandro González se robó la tapa. Que era de Palermo.
sábado, 27 de febrero de 2010
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